Una futura médica que ya conoce el camino fallero de la Fonteta

«¿A que parece una peca?». Casi no se nota porque es casi invisible, menos que un punto de boli. Es la marquita que se le a los pacientes de radioterapia y es el tatuaje de Andrea Martín. "Me lo hizo una compañera y simboliza lo bien que me siento en lo que estoy haciendo". Y quiere más. Va a querer más. Ahora o más adelante. "Soy Técnica en Imagen para el Diagnóstico y Medicina Nuclear, pero en septiembre empiezo a estudiar Medicina". O no. "Depende de lo que ocurra en la Fonteta. Estoy admitida, pero si pasa algo por lo que tuviera que aplazarlo... una vez tienes la nota, se guarda dos años". No todo el mundo puede entrar en Medicina. Se necesita una notaza en Selectividad. ¿Qué sacó? Buena nota. Bastante buena. Pero es que lo he intentado mucho".

Todo un premio a la constancia. "Hice bachillerato y de primeras no fue suficiente la nota. Entraba en la mayoría de carreras, pero no en esa, que es la que quería". Por eso, de momento, hice un grado superior y gracias a esa nota, más el selectivo, lo he conseguido ya". Ahí lo tiene, esperando. Y acumulando conocimientos. Ha estado trabajando en el hospital Virgen del Consuelo. "Estoy muy contenta de moverme ya en el campo hospitalario". En la salsa donde quiere estar. "Mis compañeros son maravillosos. Cuando supieron que entraba en Medicina estaban muy felices por mi y también los médicos me ofrecieron su apoyo". 

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Pasión por el quirófano

¿De familia galena? "No. Quizá tuvo que ver mi pediatra, Manolo Martínez. Desde que lo conocí fue mi primer contacto con la medicina. Me gustaba lo que hacía. Pero no me viene para nada de familia. Y a por ello voy". ¿Alguna predilección? "Como he tocado ya varias ramas, he visto que me gusta mucho el quirófano. Especialmente cardiocirugía".

De "Talleres Serpis" a la falla

El tiempo lo dirá. Lo médico y lo fallero. Colguemos la bata de momento y vayamos a la versión fallera, donde defenderá los colores del Barrio de San José, comisión habitual en la Fonteta. Una falla natural ara ella. "Mis abuelos son del barrio de toda la vida. Mi abuelo tenía un taller de coches que ahora ha pasado a mi madre y mi tío. Es Talleres Serpis". Muy propio porque es el nombre de la falla. "Apuntaron a mi padre, luego mi madre, se conocieron allí...". O sea, ¿rollete fallero? "Pues sí". Tantas veces visto de conocerse en un casal. Razón por la que Andrea es fallera desde el primer minuto. 

El camino de la Fonteta se lo sabe de hace once años. En 2013 ya fue infantil "y estuve en la final" para la que sería corte de Claudia Villodre en las Fallas 2014. Quien, por cierto, "estudiaba en el Vicente Gaos, en mi barrio. No era de mi grupo de amigas porque yo iba a otro colegio, pero la conocía y coincidimos en las pruebas". 

El momento elegido

Este año ha vuelto a ser fallera mayor, pero ya adulta, a una edad que ahora se considera muy temprana. "Mi tío Carlos es el presidente y era uno de sus últimos años al frente de la falla. Mi madre fue fallera mayor con él, me hacia ilusión... y además, la edad es relativa: lo que hay que hacer es mirar el momento y tener madurez. Mis amigos estaban conmigo y decidimos que era éste el mejor momento para pasarlo juntos". 

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Andrea es de las personas que compran comida en un santuario fallero. "Si, me lo han contado, que el Aldi de la plaza Xúquer era una sala de fiestas. Además, el bajo es propiedad de una mujer de mi falla". Efectivamente, la Sala Xúquer, donde se celebraron galas, intercambios y, sí, elecciones de corte de honor. Si a ella le sonríe la Fonteta, también valdría la pena.