Premio a la constancia de ir y venir cada fin de semana fallero desde Teruel

Lorena Morales tiene mérito, aunque tenga un aliado muy especial en la Autovía Mudéjar. Pero lo tiene sin duda. El mérito. «Soy Funcionaria de la Administración General del Estado». Eso está muy bien pero con un pequeño matiz: «por ese motivo, vivo en Teruel». Eso significa que para una fallera mayor de comisión y ahora para una preseleccionada, supone subir y bajar, bajar y subir, con notable frecuencia. «Y antes estaba en Castelló». Celebra además que «al final, en todo el año, sólo me perdí dos cosas». Y todo ello gracias a una particular corte de honor: «mis compañeros de trabajo son un sol y me han ayudado muchísimo a poder organizarme los días y compaginarlo. Y ya me contarás hacer entender en Teruel qué es este proceso o un año de fallera mayor. «¿Cómo que Fallas? ¿Eso no es en marzo?», pero una vez pasada la sorpresa, la reacción siempre ha sido «tú, lo que necesites, Lorena».

Repitiendo los pasos de Leticia

Y Lorena subió y bajó una y otra vez para cumplir con su año de fallera mayor y ahora hará lo mismo con las pruebas de septiembre. Que no llegan de nuevas en casa. Su hermana Leticia estuvo en el mismo sitio que ella, preseleccionada, en un mes de julio de 2019. Ella lo vivió como «hermana de» con toda la intensidad. «Claro que se hace larga y tensa la Fonteta. Quieres que pase el tiempo y cuando llega no haces más que querer escuchar su nombre. Luego van pasando, van pasando… ».

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La fortuna no sonrió. «Es que es muy complicado. Hay que asumir que es más fácil volver con el ‘no’ que con el ‘sí’, pero de la misma manera que también tienes que saber celebrar el ‘sí’ que ya has tenido, el de la preselección» y que no todas han logrado. Antes, «lo viví con una ilusión enorme. Cada vez que salía le hacíamos una radiografía completa, el ‘qué guapa estás’, ‘¿llevas el número?’. Son recuerdos que nos llevamos».

Ha sido fallera mayor, y antes infantil, de Doctor Álvaro López-San Juan de Dios «que es el barrio de mis abuelos. Era la falla que había debajo de mi casa y cuando mi hermana mayor, con tres añitos, decía que quería ser fallera, pues fue fallera. Y como yo vine después, nada más nacer, acabé en el mismo sitio».

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Trasiego Benicalap-Malva-rosa

Ahora pertenece a una raza fallera no puesta en valor. Es conocida la de todos aquellos que recalan en sus comisiones de Ciutat Vella procedentes de cualquier otro barrio. En su caso «soy una fallera de la Malva-rosa que vive en Benicalap» (cuando no está en Teruel). Como consecuencia «también nosotros tenemos que buscar piso porque si no, no se disfruta. Son veinte minutos que parece que no son nada, que no van a ningún lado, pero como se pone la ciudad en Fallas, los trajes, el coche, son veinte minutos que valen mucho. Siempre que encontremos un piso, iremos allí porque es nuestra segunda casa. El problema no es ir, sino volver el día 20, que es el día de la gran tristeza». Volver el a Teruel el 20 de marzo de 2025 con la gran tristeza pero porque se ha acabado lo mejor de un año en la corte no sería un mal plan. 

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