La «farmacéutica del barrio» en su máxima expresión

La historia fallera en casa de María Martínez es el de una conversión absoluta. El relato tiene gracia: «Mis padres no eran falleros. De los que se iban de viaje en Fallas. Pero vivimos en la calle San Ignacio de Loyola y una de las compañeras de la farmacia es de la comisión de toda la vida. Tenía una niña pequeña como lo era yo y me llevaban a la falla a jugar. Insistí mucho para que me apuntaran y lo conseguí con cinco años. Luego apuntaron a mi hermana, me hicieron de regalo ser fallera mayor infantil y ahí empezaron a conocer el mundo del sector, de la comisión, les gustó mucho, luego mi hermana fue también fallera mayor infantil...»

Y por acumulación, o por lo que sea... «Dos años después mi padre acabó siendo presidente de la comisión y lo fue durante cuatro años». Pero esperen, que hay más: «Luego dio otro paso y fue presidente de la agrupación». Es Juan Martínez. «Ya ves, de no ser falleros a serlo del todo». 

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En lo profesional también hay mucho barrio. «Soy farmacéutica en la farmacia familiar. Era de mi abuela y luego de mi madre. Cuando acabé la carrera me incorporé». Adivinan como se llama, sobre todo si se conocen el barrio: «Carmen Utrillas, claro», en Fernando el Católico. «Allí estoy para ayudar y recomendar a la gente en todo lo que necesiten». Tercera generación de mujeres farmacéuticas. «En su momento, como mi abuela estudió en Barcelona y mi abuelo era juez, se movieron bastante, y primero la tuvo en Chiva y después ya en València. Llevan muchos años. 

Y sin trastadas

Todo lo que relata evoca el barrio: «mi vida era salir de las extraescolares en Jesús y María y pasar la tarde en la farmacia, donde teníamos un cuarto para estudiar». Y a pesar de que eso lo carga el diablo... «No, de niña no he hecho la trastada de ingerir un medicamento». De ver el trasiego a profesionalizarse simplemente fue una cuestión de tiempo. «Siempre quise dedicarme a las ciencias de la salud y ahora mi hermana también va por el camino farmacéutico». Para ser Utrillas & Utrillas.

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Chella, Celadas, Villarquemado...

El Martínez es «de Chella» y la familia materna remite a Teruel. «De Celadas y de Villarquemado», pero la toga del abuelo acabó llevándoles a València. Un trasiego que ella ha multiplicado, porque está muy viajada. «Aprovecho siempre que puedo para salir. ¿Sitios raros?: he estado en Tailandia pero dos veces, que con una no da para verlo todo. También me gustó mucho Japón... pero lo que tiene grabado es el Erasmus. «Lo hice en Finlandia y fue una de las experiencias más bonitas de mi vida, con amistades que mantengo, como un grupo de alemanes que vienen a Valéncia. Cuando regresé decidí hacerme un recuerdo: es «Gracias» en finés: «kiitos»». 

Ahora viven en casa la primera Fonteta «y estamos muy ilusionados». Y con el trankimazin al alcance de la mano.

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