Paco Cerdà, el cronista de la memoria

La mejor escuela de escritura es el periodismo local. Paco Cerdà (Genovés, 1985) forma parte de ese podio con Antonio Muñoz Molina y Manuel Jabois. El escritor que publica Presentes, empezó en Levante-EMV como reportero comarcal, donde rompió la mano reivindicando la figura imperial del pilotari que hizo inmortal el gentilicio de su pueblo y el folklore del cantaor de Xàtiva. Pronto saltó a la redacción central por méritos propios y en la València del 15M se hizo apóstol de la hegemonía cultural, aunque acabó más tarde escribiendo discursos institucionales. Firmó su primer libro – Los últimos. Voces de la Laponia española-, cuando aún era reportero, una alarma sobre la despoblación cuando el tema aún no estaba en la agenda. Ese olfato le llevó a centrarse en la literatura periodística. Primero con la historia paralela de Arturo Pomar, Arturito, el niño prodigio del ajedrez que explotó el No-Do, y el campeón Bobby Fisher en El peón; y luego con 14 de abril redondeó la proclamación de la República con un carrusel de los olvidados de aquella épica fecha y lo que vino después. Le ha ido tan bien como escritor, que es de los pocos que puede presumir de haber entrado en la exigente industrial cultural francesa, así que Le Pion es de los contados libros de autores hispanoamericanos en las mesas de la mítica librería parisina Delamain, a dos pasos del Louvre. Quien se lo iba a decir cuando fundó La Caja Books y soñaba más con ser editor que escritor.

Paco Cerdà, autor de "Presentes": "La España de Franco se asentó sobre el miedo, por eso nos emocionan sus resistentes"

Represión y resistencia

Con Presentes (Alfaguara) se estrena en el catálogo del gigante Penguin donde ha llegado para quedarse. Ha escrito un estremecedor relato de los once días, diez noches y 467 kilómetros, del traslado a hombros del cadáver del fundador de falange, José Antonio Primo de Rivera, entre Alicante y El Escorial. Cerdà aprovecha aquella procesión de noviembre de 1939, donde el bando ganador paseó por los últimos reductos republicanos para dejar claro el triunfo fascista, para contrastar aquel desfile victorioso con las penurias de los exiliados, las cárceles, las torturas o los fusilamientos de los perdedores. Ese caleidoscopio de once días, además de una exaltación falangista al principio de la dictadura, se convirtió en un travelling de represión y resistencia. A veces resulta una ópera bufa, donde el pueblo vencido asume el trágico papel de las grandes representaciones barrocas, que en su opinión son siempre mentira, o sea ficción.

El nuevo periodismo estadounidense

Igual que Javier Cercas en Soldados de Salamina, Cerdà huye en Presentes de maniqueísmos, pero también de algunas equidistancias, pese a reconocer el pago de un gran peso emocional en la escritura, tras una investigación solvente, donde a veces la literatura resulta una descripción histórica con todo lujo de pequeños detalles, como hacían aquellos redactores del nuevo periodismo estadounidense cuando se pasaban al formato de gran extensión de páginas. Por eso el traslado fúnebre de José Antonio, una figura omnipresente en la dictadura pese a sus grandes diferencias con Franco, explota una sobreproducción del relato, que desde hace una década está tan presente en todo tipo de populismo, no solo en la política, porque también ha saltado al mundo de la empresa e incluso a la cultura, donde quizás siempre estuvo. El escritor valenciano enseña como en aquel espectáculo lúgubre organizado por el nacionalcatolicismo, quedan retratados algunos poetas ilustres, sobre todo aquellos que se pusieron en posición de ataque para enfangar el clima social durante la República.

Parafraseando a Cercas, la diferencia entre los periodistas y los escritores, es que mientras los primeros describen la memoria, los otros la reciclan.

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